SEAT se ha propuesto reducir a la mitad su huella medioambiental hasta 2025, en comparación con 2010. De hecho, hasta finales de 2016, la compañía consiguió mejorar sus cinco principales indicadores medioambientales (consumos de energía y de agua, así como generación de residuos, compuestos orgánicos volátiles y CO2) en un 33,6%. Con esta cifra, la compañía consiguió, dos años antes de lo previsto, culminar el reto de mejorar su impacto medioambiental en un 25% hasta 2018.